SOMOS LO QUE COMEMOS

ALIMENTACION CONSCIENTE

EQUILIBRADA – ALCALINA – VITAL

Así deberían de ser todos los procesos del ser humanos SALUDABLE

De lo contrario, si se pierden, sobrevienen las enfermedades

¿Cómo restaurar el equilibrio perdido o prevenirlo?

Con una dieta ESTRICTA, RIGUROSA Y PERMANENTE

Alimentos extremadamente procesados y refinados inundan nuestros platos, elaborados en base a sabores y colores artificiales, recreados a través de sustancias químicas.

No hay más que leer las etiquetas de los envases y ver la cantidad de ingredientes desconocidos que figuran en las mismas, sumado a que algunos productos ni siquiera contienen rotulado todos sus ingredientes.

 

¿Dónde quedó el objetivo de nutrir? 

Propagandas extraordinarias crean la necesidad de consumir determinados productos. En un mundo que gusta vivir de lo fácil, la mentira es elevada a nivel científico.

 Y así, nos encontramos con un sistema alimenticio sustentado por grandes empresas multinacionales que conducen nuestros hábitos en base a sus intereses económicos. 

¿Seleccionamos lo que ingerimos sólo por su sabor?

 Si la selección del alimento está guiada por un ahorro económico y/o de tiempo a la hora de elaborarlos, veremos que a la larga los alimentos que simplifican trabajo, reducen la salud, generando gastos en medicamentos y tratamientos de recuperación.

 

 

¿Qué hay con respecto a la energía de los nutrientes? 

Por otra parte, ¿alguna vez nos preguntamos qué relación tiene nuestra dieta con el estado actual de dispersión y confusión por el que atravesamos? Es al ser en su totalidad al que debemos nutrir. Los alimentos “falsos” generan una insatisfacción permanente, nunca sacian realmente.

 El hombre come de todo -dice Osho-, está completamente loco, desconoce lo que se halla en resonancia con su cuerpo y lo que no lo está. Está completamente confuso. 

 

¿Cómo influye la selección de los alimentos sobre la condición del planeta?

 Ya no podemos suponer que elegir paquetes y bolsas de una góndola es alimentarnos. Abundan vegetales y frutas contaminados con herbicidas, pesticidas, funguicidas y fertilizantes químicos, que como si fuera poco el daño físico que nos provocan, acaban por destruir los suelos en los cuales son cultivados.

 

La tierra no es algo inerte; sino un ser vivo.

 El hombre le ha ido quitando la vida al ecosistema, sin saber que es él quien muere. Hombre y naturaleza no son dos. Abandonar los alimentos naturales por los refinados e industrializados, ha sido la senda de la destrucción.

  ¿Quién puede negar, más allá de los otros muchos factores que inciden, la relación entre las enfermedades degenerativas que sacuden hoy día a la sociedad y la dieta? ¿Cuál será el impacto de los alimentos genéticamente modificados? 

¿Será que la tierra perdió sus ciclos? 

La ciencia nutricional de Occidente no ha hecho en general, esfuerzo alguno por ajustar la dieta a los ciclos naturales. Las estaciones pasan y la agricultura convencional está tratando de que no lo notemos. Si seguimos en este rumbo, en poco tiempo tendremos las mismas frutas y verduras en cada estación. Como resultante llevamos una dieta que aísla al ser humano de la naturaleza.



¿Somos responsables de lo que creamos día a día?

 Debemos revisar nuestros hábitos arraigados con los años, en busca de una mayor conciencia y responsabilidad a la hora de alimentarnos. Es evidente que la oferta es, en algún punto, la que la demanda pide. Cambiando nuestra elección, sola, se modificará la oferta.

 ¿Estás dispuesto a comenzar a hacerlo?

 

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